Este día desperté
y me olvidé de mí.
Con las manos en la frente,
brotó un rostro en la mente,
y... me acordé de ti.
Agradecí a Dios
porque te dio a conocer la luz
algún día entre invierno y verano,
y porque siempre de tu mano
pasaste a formar parte de mí.
Agradecí a Dios
por esos años que cuidaron
tu amistad y tu belleza,
tu virtud y fortaleza,
tus pasos y existencia.
Le pedí a Dios
que añadiera un día más a tu vida,
que lo llene de emociones
junto a kilómetros de dones,
para que adornen tu sonrisa.
Le pedí a Dios,
una Bendición especial para ti
para que su Espíritu te embriague,
su Sangre preciosa te enjuague,
y su Luz ilumine tu vereda.
Hoy,
me acordé de ti.
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