La felicidad del hombre,
no está dentro del hombre.
Está mucho más adentro,
mucho más allá...
La felicidad de un hombre,
está en su primavera
cuando todo rejuvenece,
y nos regala placeres
a los siete sentidos:
sonidos en los mímidos,
sabores en los dátiles,
colores en las rosas,
texturas en las playas,
aromas en las selvas,
susurros al espíritu
y
curitas para el alma.
La felicidad de un hombre,
no está dentro del hombre,
¡ni afuera!...
Está mucho más allá
del tiempo y del espacio...
es tanto la docilidad del espíritu
como la santidad del alma.
La gente más feliz no necesariamente
tiene de todo un poco o lo mejor de todo;
sólo hace cada día, lo mejor que puede...(pf)
Entonces:
¿A quién iré [Juan 6:68], buscando felicidad?
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