Hoy,
cuando es el sétimo día del mes que me secuestró de tus regazos,
me acuerdo de la plenitud,
de tu plácido descanso,
y de la magnánima Obra.
...
Cuando el alba me trae la primera canción que ruisoñaba
y la luz me baña con silenciosos destellos de tu mirada
es cuando se me atragantan bajo el pecho
los cantos de alabanza que siempre te negaba
cuando el rocío sobre las hojas y las flores
me susurra al oído tu perfume
es cuando escucho el enmudecido bullicio
de las gentes que marchan a sus quehaceres matutinos
cuando apenas puedo contar los doce millones de colores
que me despiertan a través de la ventana
es cuando creo contemplar tu rostro
pintado en todas las paredes de mi alma
cuando me acuerdo del principio que ya nadie recordaba
es cuando naufragan en mi pensamiento
tus fotografías de misericordia y amor infinitos
y es cuando me desplomo al pie de la cama
a darte gracias, Padre mío,
por toda esta inmensa creación
que en herencia eterna
nos regalas a diario
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